Crear una imagen por la que nos conocieran fue complicado y después de muchas dudas, el primer logotipo o referencia nuestra fue la silueta de un pequeño abanico en rojo.
Tras un par de años dando vueltas por ahí con la referencia del abanico, llegó por casualidad a nuestros oídos que no habiamos logrado el efecto deseado. No nos conocían por los abanicos, nos conocán por las amapolas.
Asi que una de esas mañanas que tiene uno en la que las cosas son Si o Si, nos fuimos y registramos nuestra manera de pintarlas y su forma.
Hace unos dias nos llegó por correo certificado el documento original que nos hace dueños de ellas.
Logicamente hemos ido cambiando nuestra publicidad en tarjetas y folletos y sustituyendo la silueta del abanico por nuestra amapola.
Como siempre y de nuevo la frase de "nada ocurre como se planea" nos da la razón
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